Tengo verdadera pasión por diseñar museos; aunque con el tiempo descubràque hacer museologÃÂa es mirar a los ojos y escuchar la historia de la gente; nada más energizante para màque oÃÂr los relatos que alguien conserva de su abuela; escuchar historias nunca escritas en rincones perdidos del mundo, de la boca de sus pobladores. Es cuando un viejo cepillo o un frasco de perfume vacÃÂo cobran vida, y se convierten en voces de otro tiempo y descubro que hacer cultura es entretejer la experiencia individual de un lugareño con la memoria colectiva. Entonces, ¿para qué hago museos? Para develar la historia invisible de la gente.